Diálogo entre la Enfermedad y la Salud




Enfermedad: Se me considera como una avería del cuerpo la cual hay que reparar rápidamente para que el enfermo pueda continuar haciendo su vida habitual.


Salud: Es cierto, nadie te ve como una reacción inteligente del cuerpo y de la mente que puede conducir a que el enfermo recupere el estado de equilibrio del que se había apartado.


Enfermedad: Me da mucha rabia que me confundan con los “síntomas”. Es como si vamos al cine y confundiéramos a la pantalla de proyección con el proyector. A cada síntoma físico, le ha precedido un pensamiento, un sentimiento, una creencia negativa, algo que nos ha hecho sentirnos mal.


Salud: Es algo que repito todos los días, no es posible cambiar el contenido de una película actuando sobre la pantalla. Tendríamos que recurrir a la cinta y al proyector. 


Recurrir a las ideas negativas, a los pensamientos sombríos, a la dejadez, al abandono. Todo eso, convenientemente trabajado, modifica el estado de la pantalla de proyección que es nuestro cuerpo.


Enfermedad: El primer paso hacia la curación consiste en estar dispuestos a aceptar el síntoma, por muy inoportuno que parezca. 


A escucharlo, reconocerlo y descubrir, ayudado por el lenguaje del cuerpo, la verdadera causa que lo ha originado.


Salud: Cuando el enfermo habla de sus síntomas corporales, siempre nos está informando sobre un problema psíquico. Por ejemplo:


-“No lo veo claro”
-“Estoy hasta las narices”
-“Voy de cabeza”
-“No pude frenar a tiempo”
-“No lo puedo tragar”
-“Cuando lo veo se me revuelve el estómago”


Enfermedad: El síntoma es la manifestación física de algo que rechazamos en el interior. Casi siempre nos obliga a modificar una conducta para corregir nuestro desequilibrio y eso es bueno para la evolución. Nos obliga a actuar.


Si una persona se niega a asumir conscientemente un principio, este principio se introduce en el cuerpo y se manifiesta en forma de síntoma. Entonces el individuo no tiene más remedio que asumir el principio rechazado.


El síntoma indica lo que le “falta” al paciente, porque el síntoma es en sí el principio ausente que se hace material y visible en el cuerpo. No es de extrañar que nos gusten tan poco nuestros síntomas, ya que nos obligan a asumir aquellos principios que nosotros repudiamos.




La enfermedad como camino

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