Te Miro y No te Veo porque solo me veo a mi




Tantas veces te miro y no te veo. Tan solo veo mi pensamiento cuando te percibo. En realidad, creo que estoy ciego. Me creo mi pensamiento y entonces, mientras te miro no te veo, pero si te pienso. 


Entonces pienso que tú piensas como yo, hasta darme cuenta de que ese pensamiento también es mío.


Al final te miro y no sé lo que veo, porque solo me veo a mí. Al final te pienso y no se lo que pienso, porque solo me pienso a mí. 


Mi única conclusión es que no sé quién eres, pero gracias a ti me veo a mí mismo. 


Así que solo puedo decir dos palabras igual de concretas y abstractas que lo que veo cuando te miro... Te Amo





Las Emociones son como un río




Las emociones son como un río que sigue su flujo pase lo que pase. 


Sea la emoción que sea esta se mueve. Viene y se va de igual forma. Es energía que se transforma constantemente y nosotros la sentimos de diferente forma según su información. 


Sin embargo, ¿alguna vez te ha ocurrido que te quedas enganchado a una emoción? Por ejemplo, me enfado, siento rabia y mantengo mi rabia durante horas, lo que me llevará a enfadarme fácilmente.


Anthony de Mello explica una metáfora para esto. La esencia Del Río es su flujo. Si yo lo meto en un cubo y vengo corriendo a enseñartelo: - ¡Mira, este es el río! En realidad tan solo verás agua estancada, ha perdido su esencia. 


Pues con las emociones pasa lo mismos. Cuando nos quedamos en una emoción, en realidad, ya no es una emoción. 


Sino una creencia o pensamiento que suele ser inconsciente y que le da demasiada importancia. ¡Es como si el agua del cubo fuera más importante que la del río! 


Nuestra mente coge la emoción y la mete en un cubo, perdiendo el flujo natural y quedándonos sometidos a esa sensación. Lo que nos lleva a tomar decisiones permanentes con emociones pasajeras.


Por un día permite que lo que sientes se mueva dentro de ti libremente. Sostenlo y observa. No tiene porqué determinar tus decisiones. No hace falta que intentes entenderlo, no necesitas controlarlo. 


El agua no se esfuerza en ser río, simplemente se deja llevar por su esencia. Se consciente de lo que sientes y cómo esto te transforma sin darte cuenta. 


Observa. Quizá descubras que aunque sientas rabia puedes sostenerla en paz. En ese momento serás libre.




¿Cómo fue nuestra llegada al mundo?


¿Hubo amor, deseo, felicidad, o fue inesperado, una carga económica, una boca más que alimentar... nació del cariño, o del abuso. 


Mamá se sentía amada, protegida y cuidada con papá, o estaba ausente y ella llevó el embarazo sola. 


Mamá dejaba que papá estuviera, o ella quería ocuparse de todo anulando su rol masculino y dándonos el mensaje de que los hombres no valen para nada. 


Mamá procuró que su cuerpo fuera acogedor para nosotros, o mantuvo adicciones dañinas para sí misma y nosotros. Y papá, él lo hizo? 


Mamá tuvo algún gran disgusto o shock cuando estaba embarazada, cómo le marcó eso. Qué frases nos decían cuando estábamos en la tripa de mamá, tenían ganas de vernos, o por el contrario no nos hablaban...?


Cuando nacimos, mamá nos acariciaba, nos alimentaba, o no estaba disponible para nosotros. Papá estaba seguro, nos hablaba y nos daba su presencia, o tenía miedo de que mamá muriese.


Cada detalle en el ambiente que rodeó nuestra concepción, nuestro embarazo y nuestro nacimiento es una huella que llevamos en nuestras células, hasta tal punto que define nuestra vida. 


Tomar conciencia de ello nos permite no ser víctimas controladas por esas circunstancias y no es para culpar a nuestros padres, ellos lo hicieron lo mejor que supieron en ese momento. 


Es para que nosotros seamos libres y con nuestros hijos lo hagamos de una forma consciente, amorosa y nueva.






La vida es un regalo que se nos da para expresar la maestría de nuestro corazón, que se oculta tras los condicionamientos negativos e inconscientes que hemos aprendido. 


La auto observación es necesaria para poder decidir plenamente cómo queremos vivir, qué pasos tomar y con qué propósito hacerlo.


Muchas veces no podremos cambiar lo que observamos y eso dolerá, pero al ser conscientes de ello no lo sufriremos porque siempre podremos aceptarlo y ello nos llevará a La Paz.


Héctor Ibáñez
Psicoterapeuta Transpersonal
y Acompañante en Bioneuroemoción






Publicar un comentario

0 Comentarios