De Repente algo inesperado y misterioso ocurrió...
El reloj marcaba las 3:03 de la madrugada cuando Ana despertó sobresaltada.
No sabía si fue el eco de un sueño o el leve crujir del suelo, pero algo había cambiado en el ambiente.
La habitación, que siempre era su refugio seguro, ahora parecía un lugar extraño.
Se levantó con cautela, el frío del suelo le calaba los pies mientras avanzaba hacia la ventana.
Las luces de la ciudad titilaban a lo lejos, como si estuvieran enviando un mensaje en clave que no podía descifrar. Entonces lo vio.
Una luz. Pequeña, intensa y suspendida en el aire, justo frente a ella, como si la estuviera esperando.
Ana sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero también una extraña curiosidad.
Se acercó lentamente, su respiración entrecortada, y extendió la mano hacia aquella esfera luminosa.
Al tocarla, el mundo se detuvo. Todo a su alrededor desapareció en un remolino de sombras y destellos.
Al tocarla, el mundo se detuvo. Todo a su alrededor desapareció en un remolino de sombras y destellos.
De repente, estaba en otro lugar. Un bosque, pero no uno cualquiera. Los árboles parecían respirar, y el cielo, en lugar de estrellas, estaba lleno de ojos que la observaban.
“Bienvenida”, dijo una voz que no parecía venir de ningún lugar en particular. Era profunda, calmada, pero cargada de una autoridad que hacía imposible ignorarla.
“Has sido elegida para descubrir lo que otros no se atreven a buscar”.
“¿Elegida para qué?” preguntó Ana, su voz temblando entre la confusión y el miedo.
“Para encontrar lo que siempre has llevado dentro”, respondió la voz. Entonces, una llave apareció flotando frente a ella. Era antigua, de un metal que parecía vivo, pulsante.
Ana la tomó, y de inmediato, todos los recuerdos de su vida se mezclaron con imágenes desconocidas: lugares, personas y secretos que jamás había visto.
“¿Elegida para qué?” preguntó Ana, su voz temblando entre la confusión y el miedo.
“Para encontrar lo que siempre has llevado dentro”, respondió la voz. Entonces, una llave apareció flotando frente a ella. Era antigua, de un metal que parecía vivo, pulsante.
Ana la tomó, y de inmediato, todos los recuerdos de su vida se mezclaron con imágenes desconocidas: lugares, personas y secretos que jamás había visto.
Todo estaba ahí, como si aquel objeto le estuviera revelando los fragmentos perdidos de su existencia.
El bosque comenzó a desvanecerse, pero no antes de que la voz volviera a hablar:
El bosque comenzó a desvanecerse, pero no antes de que la voz volviera a hablar:
“Recuerda, Ana: lo inesperado siempre trae respuestas, pero solo si tienes el valor de buscarlas”.
Cuando abrió los ojos, estaba de nuevo en su habitación. La esfera luminosa había desaparecido, pero en su mano, aún sostenía la llave.
A partir de esa noche, nada volvió a ser igual. Ana no sabía si aquello había sido un sueño, una alucinación o algo más profundo, pero la llave seguía en su mano como prueba irrefutable de lo vivido.
Pasaron los días y, aunque intentó regresar a su rutina, algo dentro de ella había cambiado.
Cuando abrió los ojos, estaba de nuevo en su habitación. La esfera luminosa había desaparecido, pero en su mano, aún sostenía la llave.
A partir de esa noche, nada volvió a ser igual. Ana no sabía si aquello había sido un sueño, una alucinación o algo más profundo, pero la llave seguía en su mano como prueba irrefutable de lo vivido.
Pasaron los días y, aunque intentó regresar a su rutina, algo dentro de ella había cambiado.
La voz resonaba en su mente: "Lo inesperado siempre trae respuestas, pero solo si tienes el valor de buscarlas."
Entonces comprendió que esa llave no solo abría puertas externas, sino también las internas, esas que había cerrado por miedo, inseguridad o simplemente costumbre.
¿Y si todos llevamos una llave así, pero no siempre somos capaces de verla?
Ana decidió que ya no esperaría más señales ni luces flotantes. Su vida, su verdadero propósito, estaba ahí, esperando ser descubierto.
Entonces comprendió que esa llave no solo abría puertas externas, sino también las internas, esas que había cerrado por miedo, inseguridad o simplemente costumbre.
¿Y si todos llevamos una llave así, pero no siempre somos capaces de verla?
Ana decidió que ya no esperaría más señales ni luces flotantes. Su vida, su verdadero propósito, estaba ahí, esperando ser descubierto.
Tal vez, el misterio no era lo que ocurrió esa noche, sino lo que ella haría a partir de ahora.
Y tú, mi querido/a lector/a, ¿has encontrado tu llave? ¿O sigues esperando a que lo inesperado toque a tu puerta?
Y tú, mi querido/a lector/a, ¿has encontrado tu llave? ¿O sigues esperando a que lo inesperado toque a tu puerta?
Quizás, lo que tanto anhelas siempre ha estado contigo, solo necesitas el valor para usarlo y abrir nuevos caminos.
(Escrito por Montse y Javi de Serena Tu Mente)
0 Comentarios
Comparte con nosotros Tu opinión. Gracias por participar en el blog.