Muchas personas buscan energía en tisanas, suplementos o estímulos externos… cuando el mayor generador de vitalidad ha estado dentro de su cuerpo desde el primer día: la respiración.
El misterio es sencillo: si no respiras bien, no produces energía de verdad.
La energía no nace de la prisa ni de la fuerza de voluntad. Nace del intercambio invisible entre oxígeno y CO₂ que ocurre en cada célula. Y ese intercambio depende directamente de cómo respiras.
Si tu respiración es rápida, superficial o desordenada, le estás enviando a tu cuerpo un mensaje contradictorio: “quiero tener energía, pero estoy respirando como si hubiera peligro”.
Cuando regulas tu respiración, ocurre un fenómeno delicioso: el cuerpo despierta. No se agita, no se acelera… despierta.
Cuando regulas tu respiración, ocurre un fenómeno delicioso: el cuerpo despierta. No se agita, no se acelera… despierta.
La energía vital se enciende sin empujones, como un fuego que se aviva porque por fin tiene el oxígeno exacto que necesita.
La respiración consciente activa rutas fisiológicas que estimulan claridad mental, equilibrio emocional y energía sostenida. Es el tipo de energía que no genera picos ni bajones, sino presencia.
Esa presencia que te permite concentrarte, crear, sentir y avanzar sin ir contra ti.
Cuando sientes cansancio sin explicación, una de las primeras preguntas debería ser: ¿Cómo estoy respirando? El cuerpo siempre responde. Y casi siempre pide una cosa: orden, ritmo y espacio.
Si quieres aprender técnicas respiratorias precisas para aumentar tu energía sin recurrir a estimulantes, el curso RESPIRA, de Rubén Sosa, es un recurso luminoso y práctico. Enseña cómo activar tu vitalidad desde la fisiología real y desde la sabiduría del cuerpo.
En Serena Tu Mente, creemos que la verdadera energía nace donde tú decides respirar.
(Escrito por Montse y Javi de Serena Tu Mente y Habilidades para el éxito)
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